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El Internet de las Cosas: Diseño estratégico para una vida conectada

Sería extraño que pasara una semana entera sin que oyeras hablar del Internet de las Cosas (IoT). Es el futuro más inmediato y merece la pena que sepamos un poco más de él. Sintéticamente, IoT es un término acuñado en 1999 por Kevin Ashton, investigador del MIT, y se refiere a la interconexión de los objetos cotidianos para convertirlos en “inteligentes” y ampliar sus funcionalidades.

¿Qué dicen los datos últimos sobre el IoT?

Según Gartner, entre 2016 y 2017 los dispositivos de IoT han aumentado un 31% y ya alcanzan la cifra de 8.400 millones, lo que representaría en torno a 2 billones de dólares de gasto. Además, espera que en 2020 haya 20.400 millones de objetos conectados. También es significativo que el IoT se concentra en áreas muy potentes en términos económicos: en 2017, el 67% de las cosas conectadas se encontraba en América del Norte, China y Europa Occidental.

¿En qué ámbitos de la vida del consumidor estará más presente el IoT?

Gartner estima que en 2017 el 63% de los dispositivos IoT pertenecían a consumidores. De hecho, Frost and Sullivan calcula que en 2020 cada persona tendrá un promedio de 5,1 dispositivos conectados, pero ¿en qué áreas de nuestras vidas? Los especialistas afirman que se concentrarán en cuatro ámbitos: en las ciudades tratando de optimizar la vida en ellas (Smart Cities), en los automóviles reforzando su conectividad e incrementando el confort y la seguridad, en el terreno de la salud incrementando la calidad de vida de las personas y en el del hogar.

El hogar conectado es ya una realidad

Todos los pronósticos indican que el de la casa será uno de los ámbitos en el que el IoT tendrá más desarrollo. Según Business Insider Intelligence, en 2019 las empresas entregarán 1,9 millones de dispositivos para el hogar conectado. Pero, ¿por qué hemos abierto la puerta de nuestras al IoT?, ¿qué necesidades satisfacen los dispositivos conectados?

Con el IoT los usuarios buscan ahorrar en gastos como la electricidad o el agua, y los diferentes estudios que se han realizado señalan que el IoT puede conseguir tal expectativa, por ejemplo reduciendo el gasto energético en torno a un 20% mensual.  Los usuarios también han confiado en el IoT para incrementar su sensación de seguridad cuando están (o no) en su vivienda, por ejemplo, conectando los sistemas de detección de presencia, de control de acceso o mediante dispositivos que permiten ver nuestra casa cuando estamos fuera. El IoT en el hogar también ayuda a tener una vida más sencilla, por ejemplo, gracias a dispositivos que nos permiten climatizar la vivienda o cortar el gas o el agua con independencia del momento y el lugar en el que estemos. Por último, los usuarios están abriendo las puertas de sus hogares al IoT porque consideran que los dispositivos conectados les ofrecerán información relevante sobre aspectos concretos de sus casas, por ejemplo, diagnosticar incidencias en tiempo real.

Barreras y retos a los que se enfrenta el IoT en los hogares

Conseguir que los pronósticos sobre el IoT se cumplan no será un camino de rosas: el IoT tendrá que derribar significativas barreras que podrían dificultar su entrada y consolidación en nuestras casas. Según los expertos, el crecimiento del IoT dependerá del modo en que resuelva tres retos tecnológicos: primero, crear procesadores cada vez más pequeños; en segundo lugar, desarrollar nuevos sensores para recoger más información; y por último, reducir el consumo vinculado a la comunicación de los datos.

Si nos centramos en los hogares, los estudios indican que la principal barrera de entrada está relacionada con la seguridad. Nuestro hogar es un espacio en el que nos sentimos protegidos y en el que se encuentra la práctica totalidad de las personas y objetos más importantes de nuestras vidas, por tal motivo, el IoT se generalizará en nuestras casas si consigue ser un ecosistema de dispositivos con elevados estándares de seguridad. El estudio Things Matter señala que la segunda barrera de adopción es el desconocimiento del IoT. En 2018 todavía hay un elevado porcentaje de usuarios (48% en España) que apenas sabe algo de los objetos conectados. Por tal razón, es fundamental que los impulsores del IoT realicen un esfuerzo extra para explicar en qué consiste. Y sobre todo, para contar a los usuarios qué beneficios tiene el IoT en los hogares. En España, todavía un 32% no ven con claridad qué aporta conectar los objetos en el ámbito doméstico. Para vencer esta barrera de entrada es imprescindible que las ventajas del IoT sean más visibles y fácilmente comprensibles.

¿Cómo puede el diseño a abordar los retos del IoT?

Según Bankinter, los proveedores de conexiones, los grandes fabricantes de hardware y por último, las grandes empresas de servicios de tecnología serán las industrias que más se beneficiarán de la generalización del IoT en los hogares, pero necesitarán del diseño para ayudarles a abordar los retos que el futuro plantea. ¿A partir de qué pautas?

Los usuarios no tienen tanto interés en saber qué tecnologías hay detrás de los objetos como en entender los beneficios concretos que les aportan en sus vidas. En este sentido, el diseño podría contribuir a poner frente a los ojos de los consumidores las ventajas de abrir las puertas de sus hogares al IoT por ejemplo, haciendo más visibles los beneficios e incrementando el carácter intuitivo de los dispositivos. Los usuarios prefieren relacionarse con personas antes que con máquinas; somos animales sociales que vivimos en comunidad y apreciamos la calidez del vínculo personal. El diseño podría ayudar el valor del IoT desde un punto de vista más humano, por ejemplo, asociándolo a casos de uso, a los diferentes estilos de vida de los usuarios, a servicios concretos o incluso, a experiencias personalizadas. Los usuarios ya no solo quieren una relación racional con los objetos, sino que buscan vínculos que apelen a las emociones y el diseño puede ayudar al IoT ideando productos y servicios con storytelling. El diseño puede contribuir a configurar una relación más emocional con los dispositivos por ejemplo, haciendo que cada objeto cuente su propia historia: que hablen de su pasado (de qué está hecho, para qué sirve…), de su presente (de su ubicación, de sus usos…) y de su futuro (cómo mantenerlo, cómo reciclarlo…).

Conclusión

Para finalizar, dejamos una reflexión en el aire: ¿no estaremos asistiendo a un nuevo efecto hype o burbuja del IoT?, ¿no estamos siendo demasiado optimistas imaginando una adopción masiva del IoT? Desde nuestro punto de vista, si el IoT quiere ser algo más que una modo e ir más allá de los early adopters, la clave será identificar y dar respuesta a las motivaciones profundas de los usuarios.

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